El venerable escritor y periodista fallecido éste lunes, junto a la banda de folklore-rock, estuvieron en esta ciudad en octubre de 2003.
”Este pueblo lleno de niños y árboles no merece llevar el nombre de un genocida…” disparó Bayer en su paso por esta ciudad. Fue en un encuentro que se concretó en el Anfiteatro Municipal y que tuvo una importante convocatoria. “Ese coronel prusiano era de una crueldad terrible. A los indios les hacía el degüello corbatita para ahorrar en balas. Yo no podría vivir en una ciudad llamada así”, señaló.

Su posición respecto a la figura del coronel Federico Rauch llegó inclusive a confrontar con la imagen que trazó en sus libros el recordado historiador local Don Pedro Horacio Petreigne. El ex intendente y escritor basó la figura del militar en un contexto y en una época.
“Precedidos por un canto con cultrum de dos miembros de la Comunidad Mapuche “Peñimapu”, los Arbolito se despacharon con gatos, chacareras, cuecas, candombes y huaynos”, describe Cristian Vitale en una crónica publicada por el diario “Página 12”.

“La idea de hacerle una estatua a Rauch en el medio de esta hermosa plaza proviene de épocas de la dictadura”, había denunciado Bayer en una conferencia de prensa celebrada en un salón del Gran Hotel Rauch. Sobre quienes defendían por entonces la figura de Rauch, Bayer explicó: “entonces no juzguemos a Videla, no juzguemos a Suárez Mason. Después de todo, hubo desaparecidos, pero no estábamos tan mal. Es decir, hay explicación para todo… Pero hay algo que se llama ética y sin ella no se da un paso adelante pensando en nuestros hijos y nietos. Los hacemos vivir en una ciudad que lleva el nombre de un asesino”.