ESCRIBE EL DOCTOR RICARDO PALMA, ABOGADO Y DIRIGENTE DE LA UCR
El escándalo en el seno del Gobierno Nacional atrajo el foco de la atención pública, marginando el análisis de los Comicios en Rauch.
Aunque, la verdad es que, así no hubiera estallado el huracán «Cristina», el resultado local no habría dado demasiado material a los observadores de la Política.
La «novedad» fue, por una parte, la aparición de una lista local no Radical, en el espacio Juntos», liderada por un dirigente disidente del PRO y aliado de Facundo Manes, Emilio Monzó, que postuló como primer candidato a Concejal a Roberto Paponetti, un prestigioso referente social que colaboró con el Intendente Suescun hasta hace un tiempo, en el área de adicciones.
Por otra, el «batacazo» lo dio el propio Roberto con su desempeño, obteniendo el 40% de los votos de la Alianza, con lo que accederá al tercer lugar en la Lista de candidatos a Concejales de «Juntos».
Por supuesto, el protagonista del acontecimiento fue Paponetti, un dirigente archi conocido y respetado por la población, y no el partido que lo postuló, que tiene apenas unos meses de existencia.
El hecho no parece destinado a modificar el escenario electoral rauchense, para noviembre: Roberto y sus compañeros de lista se integrarán sin sobresaltos a la boleta de «Juntos», como integrantes del espacio oficialista en Rauch.
El Peronismo tuvo, en cambio, una performance apenas discreta, obteniendo una cantidad de sufragios que equivale a su piso histórico, cerca de 2.200 por debajo de sus rivales.
El Radicalismo tampoco tuvo un desempeño sobresaliente, aunque los votos que ha perdido fueron a parar a sus socios ocasionales y no a sus adversarios.
Eso no significa que el hecho no merezca ser analizado y debatido en el seno de Partido y Gobierno.
Esos sufragios que, esta vez, apoyaron a la otra lista oficialista, no parecen cuestionar la gestión global del Ejecutivo pero están reclamando atención a sus demandas.
Esos ciudadanos y el conjunto de la población, merecen una inteligente respuesta política de parte del Radicalismo, y eso requiere la convocatoria a todos los sectores internos a un maduro debate.
En ello reside la virtud de la Democracia:
En la posibilidad que el Pueblo tiene de aprovechar su propia experiencia para, luego, confirmar o rectificar sus decisiones.
Y en la responsabilidad de los Dirigentes de prestar oídos a lo que su Pueblo manifiesta.