ESCRIBE FABIAN SOTES, PERIODISTA DEL DIARIO EL TIEMPO DE AZUL
/FOTOS “NACHO” CORREA
No bien este miércoles por la tarde se anunció que, por matar a puñaladas al periodista deportivo Raúl Caballero en el marco de un crimen de connotaciones pasionales ocurrido en Rauch en mayo de 2017, Pedro Abel Pagano era declarado “culpable” de un homicidio atenuado, el mecánico comenzó a llorar y se abrazó con su abogado: Emanuel Barrionuevo. El penalista lo había estado patrocinando en este caso por el que todavía el hombre está preso desde que prácticamente el hecho se produjo. El veredicto al que llegaron los ciudadanos que conformaron el jurado, compuesto por once votos afirmativos de diez que por mayoría se necesitaban para lograr un pronunciamiento, fue coincidente con el que pretendía el abogado Barrionuevo. Después de finalizada la audiencia, el Defensor Particular del autor de este homicidio dialogó con EL TIEMPO. Según estimó, tras la audiencia de cesura a realizarse este jueves, a su cliente le podría ser dictada una pena que redundaría en que recupere la libertad, teniendo en cuenta que ya lleva dos años preso.
-¿Se podría decir que el juicio salió tal como lo esperaba?
-Fue un proceso en el que la prueba era muy contundente. Esta era una de esas causas que, en realidad, no debería haber llegado nunca a juicio. Las pericias eran concluyentes. Había tres peritos, dos de la Asesoría Pericial departamental, que determinaban muy claramente el estado de emoción violenta de mi cliente Pagano al momento de ocurrencia de los hechos. También lo decía su psiquiatra personal. Y un médico de Rauch, que circunstancialmente lo había visto en la comisaría poco después de que sucediera el hecho. Esto lo digo sin contar las declaraciones testimoniales, que también fueron todas contundentes y concordantes en ese sentido. Prácticamente esta circunstancia (que Pagano había actuado en “estado de emoción violenta” cuando mató a puñaladas a Caballero) ya estaba probada durante la investigación penal. Lo que transcurrió en el debate fue una repetición de todo lo que había sido la investigación. Por eso creo que el jurado pudo advertir claramente que el planteo formulado desde la Defensa no era algo estratégico, sino que tenía que ver con lo que fueron la realidad de los hechos.
-El jurado concluyó que Pagano cometió un homicidio “en estado de emoción violenta”, es decir, un homicidio atenuado. Sobre la base de esa calificación, ¿qué pena le podría ser impuesta a su defendido?
-Una pena menor. El Código Penal establece una sanción que va de uno a tres años de prisión, o de dos a seis años de reclusión.
-En la audiencia de cesura a realizarse este jueves, que aspectos tendrá en cuenta para pedir que le impongan a su cliente el mínimo de pena que contempla ese delito por el que fue declarado “culpable”?
-Pagano está por cumplir dos años en prisión. Además, es una persona que está a punto de cumplir 64 años de edad, no tiene antecedentes penales de ningún tipo y pertenece a una buena familia. A eso se suma que en el juicio se ha podido advertir el respeto hacia él de toda la comunidad de Rauch, que se ha movilizado y lo ha apoyado.
-¿Cree que de la mano del anuncio de la pena eso derivará en su inmediata liberación al dársele por cumplida esa sanción que le impongan?
-A eso no lo sé. Pero es una posibilidad más que cierta. Aspiro a que a mi cliente se le aplique la pena mínima, atendiendo sobre todo las circunstancias personales de él que ya he mencionado. También Pagano era aficionado al deporte. Fue campeón argentino de ciclismo durante mucho tiempo. Es una persona muy querida, que no había tenido problemas penales nunca y jamás había ingresado a una comisaría. Entendemos que por eso se le puede imponer la pena mínima y que, por lo tanto, esa condena se le daría por cumplida.
-¿El crimen tuvo connotaciones pasionales?
-Sí, claramente. Se debió a una circunstancia vivenciada por Pagano días previos al hecho, cuando se entera que su mujer se estaba mandando mensajes con un hombre. Él duda de una supuesta infidelidad y con posterioridad a eso, varios días después, se cruza ocasionalmente en Rauch con la víctima. Hay un intercambio de palabras, esta persona le dice “cornudo” y le hace una seña con la mano en ese sentido, lo que desencadena que Pagano le propine una serie de cortes con un cuchillo. Ese cuchillo lo usaba para comer asados, cortar el precinto de una bicicleta o, en su función como mecánico, una manguera. Esa circunstancia también, con muchísima prueba, se acreditó en el debate. La muerte de Caballero es consecuencia también, más allá de las múltiples heridas provocadas, de que las vitales fueron sólo dos. Una de ellas le cortó la arteria femoral. Además, está la particularidad de que la ambulancia con personal médico ese día fue a buscarlo cuando habían transcurrido unos cuarenta minutos aproximadamente.

-¿Aquel día su defendido se presentó inmediatamente en sede policial?
-Así fue. Se entrega en la comisaría no bien ocurre el hecho y deja el cuchillo.
-Esta fue su primera vez en un juicio con jurados, ¿cómo vivió esa experiencia?
-Tiene una dinámica particular. Me gusta. Obliga a las partes a despojarse de tecnicismos, a hablarle al jurado con términos más sencillos y menos jurídicos. También es bueno el hecho de que puedan preguntar sólo el Fiscal y el Defensor; ya que, de alguna manera, en eso no interceden ni el juez ni el jurado.
-Si bien es potestad del imputado elegir si va a ser juzgado por un Tribunal colegiado o por un jurado popular, ¿su idea desde un principio era que esto se resolviera mediante este sistema de juzgamiento?
-Siempre asesoré a mi cliente, aunque fue su decisión, para que su situación procesal se resolviera a través de un juicio con jurados. Igual, en este caso en particular no encuentro que hubiera sido muy diferente el desenlace si mi defendido era juzgado por tres jueces. La prueba aportada durante el debate fue muy contundente con relación al resultado que se obtuvo. Independientemente de que el jurado para nosotros era la mejor opción, creo que con un Tribunal colegiado la decisión hubiera sido la misma.